Así de simple. Nueva York, sin sus taxis amarillos, ¡no es Nueva York!
Si hay algo que distingue a Manhattan en sus imágenes son sus famosos taxis amarillos, tan populares que sería difícil imaginar la ciudad sin ellos. Simple y sencillamente ¡no sería Nueva York!
Como suele ocurrir con casi todo, vivimos en un lugar o lo conocemos a través de los libros y ya, pero no nos preguntamos el por qué de las cosas. En este caso, por ejemplo ¿conoces su historia, sabes por qué sus taxis son amarillos y no de otro color?
Bueno, si lo sabes, perfecto, y si no, entonces hoy te invito a «recorrer» las calles de Nueva York en uno de ellos, mientras te cuento un poquito de su historia. ¿Me acompañas?
Historia
Todos sabemos qué es un taxi, pero más allá de lo que sabemos veamos cómo surge este sistema como medio de transporte y forma de hacer negocios. Y qué mejor que empezar por la palabra en sí, pues si hay una palabra universal, que nada más escucharla o leerla enseguida te trae la imagen de lo que representa, ésa es: Taxi.
Los taxis, como bien se sabe, son aquellos automóviles dedicados a transportar pasajeros de un punto a otro dentro de una ciudad o poblado, según la necesidad del cliente o pasajero. Todos deben tener un espacio destinado para equipaje. No existe una ruta establecida para contar con este servicio, se solicitan ¡y vamos!
Los conductores suelen ser expertos conocedores del lugar, lo conocen palmo a palmo, por lo que basta con darles una dirección para que te lleven sin problemas.
Los taxis están disponibles en cualquier momento, especialmente en ciudades grandes. En pueblos de menor actividad comercial y turística se recomienda averiguar el horario en que operan, pues a determinadas horas quedan fuera de servicio.
Pero no sería éste el caso de Nueva York, donde para muchos se trata de la ciudad que nunca duerme.
¿Pero por qué Taxi, y no otro término?
La verdad que no me canso de decirlo, tan habituados estamos a cada cosa que de pronto, si lo vemos bien, nos damos cuenta que desconocemos el por qué u origen de las cosas, de dónde proviene esto o lo otro. Todo se torna algo mecánico a nuestro alrededor. Necesitamos un taxi y lo tomamos, sabemos de su existencia, mas no de sus inicios y cómo es que están para facilitarnos la vida en determinado momento.
Pues bien, te diré que el concepto de lo que hoy es un taxi surge en Europa, y data de varios siglos, siendo Franz Von Taxis (en alemán) o Francisco de Tassis (en italiano), figura de origen noble, de quien deriva la palabra. Un pionero del servicio postal en Europa.
Corría el año 1490, cuando Von Taxis, junto a otros familiares, fue nombrado como Correo Mayor por el Emperador Maximiliano I, pues era su deseo establecer un transporte de correo entre sus residencias europeas.
Con el paso de los años el éxito de Franz Von Taxis, en este oficio, era inmenso.
El uso de sus coches y la misión de prestar aquel servicio fue altamente apreciado. La actividad floreció grandemente llegando a controlar la mayor parte de las rutas de España. Tal éxito le valió a la familia Von Taxis ser elevada a la categoría de Condes y posicionándose dentro de la nobleza alemana hasta convertirse en príncipes de Thurn und Taxis.
Ahora, según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra taxi no es más que una abreviación de la palabra taxímetro, que a su vez proviene del griego, y cuyo significado sería tasa y medida.
Sin embargo, luego de darle un pequeño vistazo a la historia de Franz Von Taxis, no cabe duda de su papel en la historia de lo que hoy conocemos como taxi.
Con el paso del tiempo todo evoluciona y se transforma. Aquel servicio de transporte de correo creció y seguro pasó por diversas etapas hasta presentarse en el mundo entero como los famosos taxis que en todas partes están.
En el caso de Nueva York, la primera empresa de taxis inició operaciones en 1897. Se trataba de apenas 12 coches de caballos. Luego vino la Electric Vehicle Company que a inicios del siglo XX puso a circular mil coches eléctricos dentro de la ciudad. Como consecuencia de un incendio registrado en 1907, la compañía perdió 300 de sus vehículos. Esto, sumado a la gran crisis económica de aquellos días, derivó en una quiebra inevitable.
Fue Harry N. Allen quien le dio forma al negocio a raíz de una experiencia desagradable para él. Pasa que en una carrera de taxi se sintió robado al tener que pagar $5.00 por apenas algo más de 1 km. Era 1907 y un costo como ése escandalizaba a cualquiera.
Como dicen por allí, de lo malo siempre puedes sacar algo bueno, y eso fue lo que hizo Allen. Su molestia con aquel incidente fue motivo para terminar creando una empresa de taxis con precio fijo por milla. En pocos meses importó varios vehículos de gasolina provenientes de Francia, y así fue como nació la New York Taxicab Company, cuyos vehículos serían todos amarillos.
Por qué son amarillos
Harry N. Allen decidió que los taxis fueran de color amarillo para facilitarle a los clientes el poderlos distinguir aún a la distancia o en medio de otros vehículos, consideraba que debían destacarse por encima de los otros, y para eso nada mejor que un llamativo amarillo.
Para 1908 en las calles de Nueva York circulaban 700 taxis amarillos.
Pero la compañía de Allen no sería la única, otras similares también surgieron con el mismo fin. Pusieron en las calles de Nueva York sus flotas de vehículos con sus propios colores que le distinguían.
Con los años surgieron regulaciones específicas para el funcionamiento de los taxis. Éstas iban desde la introducción de licencias oficiales de taxis hasta el sistema de medallones.
En 1967 se determinó que todos los taxis oficiales fueran pintados de amarillo para distinguirlos de los no oficiales. Aunque en otros condados hay taxis de color obscuro, en Manhattan sólo verás sus famosos taxis amarillos. Todo un emblema de la ciudad, tanto que los encuentras en todas partes como souvenirs: ropa, llaveros, tazas, adornos, y un largo etcétera.
Recorriendo la ciudad
Lo que un día empezó con apenas unos pocos coches y vehículos como un servicio de transporte especial y cómodo para los pasajeros, hoy es toda una fuerza económica dentro de la ciudad. Más de 13 mil taxis amarillos recorren las calles de Nueva York cada día.
Tomarse una foto en cualquier punto de sus calles y avenidas registrará sin lugar a dudas alguno de sus taxis.
En ocasiones son tantos los que se juntan que las avenidas parecen una mancha amarilla. Cuando te toca verlos cerca, especialmente cuando se detienen por la luz roja, todos juntos, uno al lado del otro y un montón más atrás, te aseguro que fijarás tu atención en esa escena y ésa será una foto que querrás tener. Así que atento con esa cámara, que no se te escape la clásica foto del recuerdo. A la primera y mejor oportunidad ¡aprovéchala!
Costo de la tarifa
Por tratarse de una de las ciudades más famosas, turísticas y costosas del mundo, pensarás que tomar un taxi en Nueva York ha de ser un precio casi prohibido. Pero qué tal si te digo que no es así, y que en ocasiones vale la pena tomar uno con el cual te ahorrarás tiempo y tensión, especialmente si viajas con niños o adultos mayores, y todo por un precio realmente cómodo. Además, vives la experiencia de pasearte en uno de ellos, que a su vez constituyen todo un símbolo de La Gran Manzana.
El costo puede andar por unos $10.00, en un trayecto razonable dentro de la ciudad.
En el caso que vayas desde Manhattan hasta cualquiera de sus aeropuertos (JKF, La Guardia y Newark) los precios pueden ir desde los $30.00 hasta $70.00. Esto no es mucho realmente para ser Nueva York. Viajas cómodamente con todas tus maletas, y hasta te ayudan con ellas. Un servicio completo. A esos precios deberás contemplar la propina, tenlo presente.
No es obligación dar propinas
Este detalle en ocasiones puede traer conflicto o generar un sentimiento de enojo.
De alguna manera digamos que el tema de las propinas es más bien cultural. En Estados Unidos de hecho lo es. Son muchas las personas cuyos ingresos provienen esencialmente de las propinas, diríase que de eso viven, tanto que si no hay propinas, no hay sustento.
De manera que aún cuando sepas que no estás obligado a darlas, recuerda que estás en Nueva York, y que (en este caso) los conductores de taxis no son los que se llevan la mejor parte por el trabajo que realizan, el cual alcanza muchas veces las doce horas de trabajo. De allí que las propinas ayudan a sus ingresos. Algunos son muy amables que las merecen realmente, e incluso más de lo que se recomienda dar, que suele ser entre el 10% y el 15% del pago total al conductor.
Los europeos deben tener esto en cuenta, pues se comenta mucho que no son muy espléndidos en este sentido, ni en taxis, restaurantes, hoteles ni nada. Pero como a mí no me gusta generalizar, diré que no son todos, siempre hay excepciones y seguro se aparece un europeo más que generoso y agradecido con el servicio recibido, y lo demuestra con sus excelentes propinas.
Dónde los puedes tomar
Puedes hacer una señal con tu mano desde la acera para solicitar un taxi. Hay puntos donde se ubican uno detrás de otro y verás filas enormes de personas esperando su turno. Frente al Madison Square Garden es común verlos, como también verás que rápidamente se van movilizando. Pero en toda la ciudad los encuentras.
Sin embargo, se recomienda no esperar por ellos en las horas pico, pues te frustrarás con el tránsito congestionado a esas horas. En este caso es más recomendable el metro, ahorrarás tiempo que no querrás perder en esta ciudad, especialmente si vienes de paso.
Capacidad según la necesidad del pasajero
Los taxis de Nueva York son grandes, amplios y cómodos. Los hay incluso muy espaciosos, especiales para varias personas y mucho equipaje.
Siempre en actividad constante
Funcionan todo el año y a todas horas, por lo que siempre habrá un taxi a tu disposición.
Sin embargo, cuando los días se tornan muy lluviosos, es posible que se dificulte encontrar uno. Por comodidad y prontitud ningún otro sistema de transporte público más recomendable que éste, la gente lo sabe y por eso la demanda tan grande. Ojalá no sea tu caso, que justo cuando vengas a Nueva York te agarre un aguacero de esos que no te dejan salir a ningún lado. Y si ocurre, pues toca mirar el lado bueno del asunto, pues todo guarda su encanto ¿no crees?
¿Qué más?
Pues espero que si vienes a Nueva York tengas la oportunidad de encontrar uno disponible para ti. No sólo es que te lleve a donde necesites, es que forma parte de las vivencias propias de la ciudad, algo que no te debes perder. Los taxis amarillos de La Gran Manzana son parte del paisaje cultural que siempre recordarás.