El anuncio de una tormenta de nieve, potencialmente peligrosa para Nueva York (y otros estados), ha generado gran inquietud en la población.
Desde ayer los súpermercados estaban abarrotados de clientes abasteciéndose lo más posible, con la intención de contar con suficiente reserva de agua y alimentos, en caso de que los efectos sean realmente desastrosos.
Hoy en la mañana fui con el mismo propósito (al súper) y aquello era impresionante. Algunos anaqueles ya estaban vacíos, las filas eran interminables, y afuera el frío más que intenso ¡insoportable!
Mientras escribo estas cortas líneas, observo desde mi ventana la nieve caer. Un inmenso manto blanco parece cubrir toda la ciudad.
El inicio de la nevada se anunció para la mañana de hoy, arreciando hacia horas de la tarde. En efecto, eso es lo que en Nueva York todos estamos presenciando.
Una nevada no sorprende a nadie aquí, pero lo que esperamos para las próximas horas es preocupante. No quiero ni imaginar cómo será eso, pues ahora mismo ya está todo blanco y va a pasos agigantados. Lo más grave se espera para mañana.
Medios informativos indican que podría ser tan devastante como el huracán Sandy, que golpeó mortalmente a Nueva York.
El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, advirtió que debemos estar «preparados para algo jamás visto». Se prevée que ésta pueda ser una de las tormentas más peligrosas en la historia de la metrópolis.
Además de la cancelación de vuelos hacia Nueva York, también se suspenderá el transporte con lo cual se paraliza la ciudad. Desde hoy al medio día se suspendieron las clases y actividades extracurriculares hasta nuevo aviso.
Mientras escribo la computadora se me congela, ya puedo ver problemas con la señal, muy probable nos quedemos sin suministro de energía eléctrica y sin comunicación. Ojalá el impacto no sea tan grande como se viene anunciando.
Dios nos cuide y nos proteja a todos.
Saludos desde Nueva York, espero volver pronto.